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Kick, la sombra de Twitch: apuestas y poca moderación


Durante la pandemia, las plataformas de streaming como Twitch alcanzaron gran popularidad. Los espectadores encontraron entretenimiento en las transmisiones en vivo, mientras los creadores de contenido se beneficiaban del auge de una industria en pleno crecimiento. Sin embargo, con los años, Twitch ha enfrentado críticas por su política de anuncios, distribución de ingresos y problemas de moderación. Ante este contexto, en 2022 surgió una alternativa australiana: Kick, una plataforma que promete menos restricciones y mayores ingresos para los streamers. Sin embargo, sus vínculos con el negocio de las apuestas online y su laxa moderación han puesto en duda su intención de ofrecer una simple opción de entretenimiento.


Una plataforma lucrativa y sin restricciones para los streamers


Kick ha atraído la atención de grandes creadores de contenido debido a su modelo de ingresos. Mientras Twitch reduce los ingresos de sus streamers y fuerza publicidad en los usuarios gratuitos, Kick ofrece una repartición del 95% para el creador y solo un 5% para la plataforma. Además, no obliga a transmitir anuncios, lo que ha sido un gran incentivo para figuras conocidas como Amouranth, xQc y Coscu, quienes ya han empezado a transmitir exclusivamente en Kick.


La flexibilidad en términos de moderación también ha sido clave para su popularidad. A diferencia de Twitch, donde muchos streamers han enfrentado prohibiciones por violaciones de las normas, Kick permite una libertad casi total, haciendo que los creadores se sientan en un ambiente menos regulado. Esto ha resultado en un crecimiento rápido: en apenas 69 días, Kick alcanzó un millón de usuarios, y en menos de un año ya cuenta con más de 10 millones. Sin embargo, esta rapidez en captar usuarios plantea dudas sobre la rentabilidad del modelo.


La conexión de Kick con el mercado de las apuestas


El financiamiento de Kick está vinculado a Stake, un casino en línea de criptomonedas creado por los mismos empresarios australianos que lanzaron Kick, Ed Craven y Bijan Tehrani. Stake ha generado millones de dólares en ingresos, opera en el paraíso fiscal de Curazao y patrocina a equipos y eventos deportivos como el Everton de Inglaterra y Alfa Romeo en la Fórmula 1.


Este lazo entre Kick y el negocio de las apuestas no es casualidad. A diferencia de Twitch, donde el contenido relacionado con apuestas fue restringido por sus riesgos para el público joven, Kick permite y promueve transmisiones de juegos de azar como la ruleta, tragamonedas y blackjack. De hecho, las categorías de casinos en Kick suelen ser de las más populares, con miles de espectadores viendo a personas apostar en tiempo real. La plataforma parece así, más que un espacio de entretenimiento, una puerta de entrada para acercar usuarios a los sitios de apuestas de Stake.


La presencia de contenido de apuestas en una plataforma de fácil acceso ha suscitado preocupaciones, especialmente considerando que el público suele incluir a adolescentes. Esta permisividad plantea un problema ético sobre el impacto que puede tener en un público susceptible, ya que el contenido de apuestas permanece visible y accesible.


Falta de moderación: el lado oscuro de Kick


El modelo de Kick también ha permitido contenido que en otras plataformas sería prohibido. La categoría "IRL" (En la Vida Real) permite a los usuarios transmitir actividades sin supervisión, y algunos llegan al extremo de grabar comportamientos peligrosos o ilegales, desde enfrentamientos con transeúntes hasta retos arriesgados.


Un caso reciente involucró al youtuber Jack Doherty, quien se grabó conduciendo su automóvil en medio de una carretera mojada, leyendo mensajes mientras manejaba y estrellando su auto en directo. Otro incidente notable ocurrió durante la TwitchCon, donde personalidades de Kick se presentaron para acosar a creadores de Twitch en pleno evento. Aunque esto suscitó críticas, uno de los fundadores de Kick respondió defendiendo la libertad de expresión, argumentando que estos comportamientos son solo de una minoría.


La permisividad en el contenido de Kick ha generado, no obstante, un ambiente caótico y poco regulado. Algunos usuarios retransmiten partidos deportivos, series y películas sin permiso, lo que representa un problema de derechos de autor y un riesgo para quienes quieren ver el contenido de forma gratuita. Esta "libertad" sin controles podría ser rentable a corto plazo, pero daña la imagen de la plataforma a largo plazo.


La expansión sin límites y los retos de Kick


Con más de 20 millones de usuarios y un crecimiento exponencial, Kick enfrenta ahora el reto de evolucionar hacia una plataforma con reglas más claras. La facilidad con la que el sitio atrae usuarios a través de su sistema de pago semanal, un incentivo exclusivo en comparación con otras plataformas, es otro atractivo para los streamers. Sin embargo, es posible que este modelo resulte insostenible si no implementa alguna regulación.


Kick tiene la oportunidad de consolidarse como una plataforma de streaming viable si aborda con seriedad sus retos en moderación y seguridad, tanto en lo que se transmite en directo como en el acceso de usuarios jóvenes a contenido de apuestas. Sin embargo, crecer con responsabilidad significa establecer límites que aseguren una experiencia segura y atractiva a largo plazo.


Para muchos usuarios y creadores de contenido, la falta de moderación es una "libertad" atractiva, pero el riesgo de convertirse en un espacio sin control podría ser contraproducente. Si Kick no asume una postura más regulada, podría enfrentar una disminución en la confianza del público, especialmente si las autoridades deciden intervenir ante la proliferación de contenidos sensibles.


¿Sostenibilidad o riesgo para Kick?


Kick ha irrumpido en el mundo del streaming con una estrategia audaz, ofreciendo condiciones imposibles de igualar por plataformas como Twitch. Sin embargo, su vínculo con las apuestas, su laxa política de moderación y la permisividad con contenidos cuestionables representan un reto para su sostenibilidad.


La responsabilidad y la seguridad de los usuarios son esenciales en la era digital. De no encontrar un balance entre libertad y regulación, Kick podría transformarse en un espacio limitado a usuarios que valoran el entretenimiento sin restricciones, sacrificando la posibilidad de establecer una plataforma madura y confiable.

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